Me gustaría que más niñas en El Salvador recibieran educación sexual en la escuela.

Liz Trueba  | 

Una foto de San Salvador.

“La educación sexual puede cambiar vidas, pero ahora me doy cuenta de que muchas otras niñas en El Salvador no tienen la oportunidad de acceder al mismo nivel de educación sexual que yo tuve,” comparte Liz*. (Courtesía de 3waycolor/Shutterstock)

Una estudiante salvadoreña escribe sobre cómo todos estudiantes merecen poder tomar decisiones informadas, seguras y saludables sobre ellos mismos y sus cuerpos.

Todavía recuerdo el día en que tuve mi primera clase de educación sexual. Estaba en cuarto grado, sin idea alguna de qué era la menstruación o los productos de higiene femenina. Ya que crecí sin una figura femenina presente desde que mi madre falleció, sabía muy poco sobre estos temas. Tuve una experiencia incómoda cuando con solo diez años comencé a aprender sobre la menstruación, los cambios corporales durante la pubertad y los diferentes métodos anticonceptivos. 

Aunque me sentí incómoda en ese momento, ahora sé lo importante que fue y puedo ver todas las formas en que esa clase me ayudó. La educación sexual brinda a los estudiantes la información y las herramientas que necesitan para tener un enfoque saludable sobre sus cuerpos y mentes; esto ayuda a que la confusión de la pubertad sea un poco menos complicada. Permite a los jóvenes cuidarse a sí mismos y tomar decisiones saludables sobre sus cuerpos, salud sexual y sexualidad. Conduce a una reducción de las infecciones de transmisión sexual, el VIH y el embarazo no deseado, y aumenta los comportamientos sexuales más seguros.

Gracias a la educación sexual aprendí a tener amistades saludables. Me preparó para tomar decisiones con respecto a mi cuerpo, para comprender cuándo me siento incómoda con una persona y para saber cuándo y cómo decir “no”. Descubrí  el amor por ser niña en la etapa de la pubertad y cómo cuidarme a mí misma. Me permitió no avergonzarme de mi cuerpo y de los cambios que atravesaba.

La educación sexual brinda a los estudiantes la información y las herramientas que necesitan para tener un enfoque saludable sobre sus cuerpos y mentes; esto ayuda a que la confusión de la pubertad sea un poco menos complicada.
— Liz Trueba

La educación sexual puede cambiar vidas, pero ahora me doy cuenta de que muchas otras niñas en El Salvador no tienen la oportunidad de acceder al mismo nivel de educación sexual que yo tuve.

Recientemente tuve la oportunidad de hablar con diferentes niñas sobre la educación sexual de que diferentes escuelas imparten y me sorprendió lo que descubrí. Aprendí que solo algunas escuelas privadas de El Salvador ofrecen educación sexual impartida por un profesional certificado, igual a la que yo recibí. Otras escuelas privadas brindan educación sexual, pero las clases son impartidas por maestros no certificados que ni siquiera usan los nombres adecuados de los genitales y no brindan una educación sexual adecuada. Las niñas que asistían a escuelas públicas tienen un déficit sobre la educación sexual integral ya que la mayoría de las estudiantes de escuelas públicas no recibieron educación sexual en absoluto.

El problema radica en la mentalidad Latina donde se ve la educación sexual como un tema tabú, una ideología influenciada por la religión y las generaciones mayores. En El Salvador se sigue reforzando la castidad y fomentar la abstinencia (que ha demostrado ser un método de educación ineficaz). Muchos creen que la educación sexual fomenta el deseo o la promiscuidad sexual en los jóvenes. Existe una cantidad sorprendente de ignorancia y falta de información sobre la educación sexual. Todo esto da como resultado un alto porcentaje de embarazos adolescentes, agresiones sexuales y femicidios en la región.

En las últimas décadas, la iglesia y los políticos salvadoreños conservadores han impedido el avance de las clases de educación sexual en la escuela. En 1999, el ministerio de salud intentó difundir materiales en las escuelas sobre la reducción de las tasas de embarazos de adolescentes debido al sexo seguro, el poner fin a la violencia sexual y la importancia de respetar los derechos de la comunidad LGBTQ. Sin embargo, bajo la presión de la iglesia, el ministerio de salud eliminó todos estos temas. En 2018, los funcionarios presentaron una ley ante la Asamblea Legislativa que tenía como objetivo hacer que la educación sexual fuera obligatoria en escuelas públicas y privadas, y garantizar que fuera impartida por maestros calificados y capacitados. Sin embargo, algunos diputados pensaron que la propuesta no era coherente con los valores cristianos profesados por la mayoría de la población salvadoreña y no se aprobó. En 1999 y, nuevamente en 2018, el gobierno opto mantener vigente una mentalidad arcaica que no permite a los jóvenes tomar mejores decisiones. 

Yo experimenté de primera mano cómo era tener una clase de educación sexual de mala calidad durante mis años escolares. Durante la mayor parte de la experiencia en la escuela secundaria, mis maestros se negaron incluso a usar los términos adecuados para los genitales femeninos y masculinos. Pasaron la mayor parte de la clase tratando de explicar un simple párrafo sobre reproducción e incluso omitieron todo lo referido al sexo seguro, las consecuencias de tener relaciones íntimas con una persona y el riesgo que la salud es expuesta. Hicieron que la conversación fuera incómoda, lo que a su vez hizo que los estudiantes se sintieran incómodos, y el ciclo de la educación sexual siendo un tabú y un tema de el que no se habla se repetía. Sin embargo, mi clase de salud de 10º grado fue diferente. Mi maestra no se sentía incómoda con el tema y, por lo tanto, yo y la mayoría de mis compañeros de clase realmente prestamos atención. Ser serio y hablar naturalmente fomenta un espacio seguro para que los estudiantes aprendan. Estoy muy agradecida de haber podido aprender sobre la educación sexual integral bien informada durante mi clase de 10 º grado y que a mí y a mis compañeros de clase se nos enseñara cómo tomar en serio nuestra propia salud y bienestar.

Yo experimenté de primera mano cómo era tener una clase de educación sexual de mala calidad durante mis años escolares. Durante la mayor parte de la experiencia en la escuela secundaria, mis maestros se negaron incluso a usar los términos adecuados para los genitales femeninos y masculinos.
— Liz Trueba

No soy la única mujer joven decepcionada con la falta, déficit e ignorancia sobre la educación sexual en la que estamos expuestas en El Salvador. Recientemente me he encontrado con diferentes publicaciones en línea y artículos en los cuales diferentes niñas y mujeres salvadoreñas expresan y hablan sobre las conexiones entre la falta de educación sexual y la ignorancia de comentarios que vivimos expuestas a. 

En ellos explican lo que desearían que sus familias y escuelas les hubieran enseñado, por ejemplo; cuándo comienza la menstruación, cómo seleccionar y usar productos para la menstruación, cuando y por qué visitar a la ginecóloga, no sentirse juzgadas al ir a una consulta ginecológica y lo más importante de todo cómo todo estudiante merece el derecho a la educación sexual.

Todos los estudiantes merecen tener las herramientas y la educación para tomar decisiones informadas, seguras y saludables sobre sí mismos y sus cuerpos. Todas las niñas y todos los niños merecen educación sexual.

*Nota del editor: Liz Trueba es un seudónimo.

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Liz Trueba

is a 20-year-old student and climate change activist from El Salvador. She loves to take her glass straw everywhere and help her friends understand minimal waste in their daily lives. She enjoys travelling, writing, reading and photography.