Por qué las niñas no estudian en la República Dominicana

Isamar Marte Núñez  | 

Isamar Marte Núñez es una estudiante dominicana, activista de la educación y futura economista del desarrollo. (Cortesía de Isamar Marte Núñez)

Las expectativas tradicionales, el embarazo adolescente, la pobreza y la violencia de género limitan las oportunidades de las niñas para el futuro.

Es lunes por la mañana en un típico vecindario dominicano y cuatro niñas se despiertan, pero no se están preparando para ir a la escuela. Una hace el desayuno para su hermano mayor antes de que él se vaya a la escuela, mientras que ella se alista para un día de quehaceres. A otra le asusta salir y caminar hasta la estación de metro más cercana por miedo a acoso sexual. La siguiente no va a la escuela porque no tiene acceso a útiles escolares. La cuarta ha interrumpido su educación porque está embarazada.

Para las niñas de mi país, no es fácil obtener una educación de calidad; en la República Dominicana hay más de 100 000 niñas sin escolarizar y solo el 56,7 % de las niñas completan la escuela secundaria. Las expectativas tradicionales, el embarazo en la adolescencia, la pobreza y la violencia de género les impiden estudiar. 

Expectativas tradicionales y normas culturales

En casi todos los hogares dominicanos, las niñas y las mujeres son las responsables de las tareas domésticas. Desde pequeña, vi a mis amigas y primas lavar los platos, cocinar, limpiar la casa y lavar la ropa, mientras que sus hermanos de la misma edad jugaban a los videojuegos o salían con sus amigos. Nuestra sociedad considera la limpieza como una tarea de mujeres y muchos padres se oponen a que sus hijos tomen una escoba.

Estas normas de género limitan el tiempo que las niñas pueden dedicar a sus estudios y también influencian sus perspectivas sobre el rol de las mujeres en la sociedad, lo que afecta la elección de sus carreras en el futuro. Un estudio realizado por e, Banco Interamericano de Desarrollo reveló que los estereotipos de género en la República Dominicana reducen las posibilidades de que las mujeres ejerzan profesiones relacionadas con los sectores público, financiero e industrial. Cuando era niña, los adultos esperaban que yo fuera maestra, doctora o diseñadora (carreras comunes entre las mujeres). Cuando expresé que quería ser economista, un campo dominado por hombres, me respondieron con desconcierto y desagrado. La gente me decía que era una carrera para hombres y me preguntaba si “no podía encontrar otra profesión”. Cuando los adultos reaccionan con este tipo de juicios y desaprobación, hacen que las niñas limiten sus metas y consolidan el papel de las mujeres como cuidadoras y de los hombres como proveedores. 

Embarazo adolescente

Otro problema que impide que las niñas dominicanas logren sus sueños es el embarazo durante la adolescencia. En la República Dominicana, una de cada cuatro mujeres de entre 20 y 49 años tuvo un hijo antes de cumplir los 18 años y casi la mitad de ellas tuvo un hijo antes de los 20. A mis 18 años, ya he visto a muchachas con las que alguna vez jugué a las palmas quedar embarazadas. La República Dominicana está entre los cinco países con la mayor proporción de embarazos durante la adolescencia en América Latina. Esto no es una sorpresa, tomando en cuenta que el Gobierno prohibió el matrimonio infantil apenas este año (2021). El embarazo adolescente afecta a las generaciones futuras. Según UNICEF, el 27,6 % de los niños dominicanos con padres menores de 20 años no va a la escuela.

La deplorable educación sexual contribuye a la crisis del embarazo durante la adolescencia. Aunque este tema se encuentra en el diseño curricular académico dominicano, la cantidad y calidad de la educación sexual que reciben los estudiantes depende principalmente de las preferencias de la escuela o del maestro. Algo que agrava este problema es el hecho de que la mayoría de los padres no enseña a sus hijos sobre sexualidad, por lo que los adolescentes tienen pocos conocimientos sobre el uso de anticonceptivos. Los maestros y los padres deben comprender que tratar el tema como un tabú solo aumenta las probabilidades de que nuestros jóvenes se conviertan en padres antes de ser adultos.

Otros factores incluyen la creencia cultural de que es mejor tener hijos mientras se es más joven o la perspectiva del embarazo como un medio para la realización personal, especialmente para las mujeres. Entre las niñas de sectores vulnerables, es común que la idea de que mudarse con una pareja es la única manera de lograr la independencia y dejar el hogar familiar, especialmente cuando provienen de familias disfuncionales.

También es un ciclo continuo: Las niñas con niveles de educación más bajos tienen más probabilidades de quedar embarazadas y los niños con padres que no completaron su educación tienen más probabilidades de no estar escolarizados. Los estudios que publicó la UNFPA en la República Dominicana indican que entre el 66 y el 70 % de las mujeres que no han superado los ocho años de escolaridad han contraído una unión o han tenido un hijo. Por otro lado, el 73 % de las niñas que van a la escuela no han tenido hijos.

Pobreza, falta de recursos y deficiencias en el sistema educativo

Hace unos meses participé en una competencia académica virtual con estudiantes de todo el país. En un momento dado, la profesora de una niña interrumpió a los jueces para preguntar: “Disculpen, ¿podrían examinar a mi estudiante pronto? Viajó dos horas para llegar hasta aquí, ya que no tiene acceso a Internet en su casa”. 

Esta es la realidad de muchos niños que viven en sectores vulnerables y áreas rurales de escasos recursos. La falta de electricidad, de Internet y de materiales escolares les impide tener acceso a una educación de calidad. Cuando los alumnos no aprenden en la escuela, muchas familias no ven la educación como una prioridad y en su lugar optan por que sus hijos se ocupen del hogar, se casen a temprana edad o trabajen.

Acoso callejero

La violencia de género afecta a la capacidad de las estudiantes universitarias de aprender y sentirse seguras en la escuela. Debido a la inseguridad en nuestras calles, las niñas temen ser agredidas sexualmente cuando van a clase. El 84,3 % de las mujeres mayores de 15 años han sido víctimas de algún tipo de violencia en las calles. Hombres mayores que yo (e incluso de edad avanzada) me han acosado verbalmente en la calle desde que tenía 11 años cuando iba de camino a la iglesia o a la escuela. Aunque esto se considere “normal” y “un acto de hombría”, hace que las niñas se sientan inseguras incluso antes de llegar a la pubertad. Mis amigas temen ir a clases por la noche porque las pueden agredir sexualmente de camino a casa.

Nosotros, los dominicanos, no deberíamos sentirnos incómodos al hablar sobre este tema. Debemos iniciar las conversaciones incómodas sobre las normas de género, el embarazo adolescente y la unión temprana, la pobreza y la violencia contra las niñas y las mujeres para crear un cambio.
— Isamar Marte Núñez

También hay conflictos una vez las muchachas llegan al aula. Un estudio demostró que el 22 % de las mujeres ha sufrido acoso sexual en entornos educativos. Además, le pregunté a 30 amigas de diferentes universidades si era común que los profesores hicieran insinuaciones sexuales a sus alumnas. De todas ellas, 29 respondieron que era común y muchas me dijeron que ellas o una amiga cercana lo habían experimentado, y explicaron que no sentían que las autoridades de la institución las apoyarían si denunciaban el caso y, por lo tanto, no solían presentar quejas.

Lo que más me entristece es que no estoy hablando hipotéticamente de algo que vi en las noticias. Todo lo que he descrito en este artículo son cosas que he visto o vivido. Los problemas de educación de las niñas en la República Dominicana están arraigados en otras problemáticas que afectan a nuestra nación, pero especialmente al machismo y a la deficiencia de nuestro sistema educativo. Nosotros, los dominicanos, no deberíamos sentirnos incómodos al hablar sobre este tema. Debemos iniciar las conversaciones incómodas sobre las normas de género, el embarazo adolescente y la unión temprana, la pobreza y la violencia contra las niñas y las mujeres para crear un cambio.

En mi amada Quisqueya, las niñas se merecen algo mejor.

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Isamar Marte Núñez

(she/her) is a Dominican student, education activist and future development economist. She loves reading, having fun with her friends and family, and eating! You can follow her on Instagram and her account about education in the Dominican Republic.